El bloqueo se declaró el 16 de marzo y comenzó el 17.
A las 23.30 horas del 16 de marzo, tomé la última imagen del café abierto "Le Voltaire".
60 días de reclusión.
Al principio me sentí un poco tenso.
Fue cuando descubrí que podía hacer fotos interesantes desde el balcón de mi segundo piso y montarlas en una crónica cuando cambió mi perspectiva.
Salía al balcón durante 10-15 minutos seguidos y esperaba a que me llegaran las escenas insólitas.
Como el cruce estaba casi vacío, fue fácil verlos.
¿Cuál fue la escena más común durante el primer periodo de reclusión?
Gente con grandes bolsas que contienen grandes cantidades de... Papel higiénico.
De vez en cuando veía a nostálgicos mirando la fachada de la librería.
¡Transeúntes que se atreven a cruzar el paso de peatones mientras leen Le Monde sin miedo a ser atropellados!
Una escena insólita
Una escena más habitual: ¡una batalla desigual!
...como Jean-Luc que sale a beber con sus amigos.
¡Atrapado!
De repente veo a una mujer joven, teléfono en mano, mirando hacia arriba. ¿Qué busca?
¡Está buscando a su amiga que vive en uno de los pisos superiores de este edificio!
Ha encontrado una forma de comunicarse que está a medio camino entre el cara a cara y el WhatsApp, y que respeta mucho la distancia social. Si el virus sigue circulando, ¡le veo un gran futuro a este sistema!
Veo a una pareja mirando juntos sus teléfonos... y acaban besándose, ¡desafiando la distancia social!
Menos mal que aún podemos besarnos durante el encierro.
Un momento tierno: una niña coge una flor y se la da a su madre (¡sí, hay flores en el Boulevard Voltaire!).
A pesar de la distancia, estas sesiones me dieron la oportunidad de conocer gente nueva e intercambiar miradas amistosas con mis "modelos".
Por ejemplo, con este fotógrafo jugamos a ¡fotógrafo fotografiado!
O con esta pareja que me muestra su alegría de vivir
O con este par de amigas que me descubrieron.
¡Y con esta joven pareja de transeúntes aplaudiendo en la calle a las 8 de la tarde en homenaje al personal de enfermería!
Y también en homenaje a otros héroes, los trabajadores de primera línea.
Pero el encuentro más conmovedor fue el de esta niña que me vio haciendo fotos desde mi balcón, algo poco habitual porque estoy en el segundo piso.
Ni siquiera estoy seguro de que su padre se diera cuenta. Un breve e intenso intercambio de miradas y sonrisas
De vez en cuando, veía pasar a personajes insólitos, como esta joven disfrazada, que mostraba una original forma de protegerse de Covid19.
O estas tres hadas rubias que parecían salidas de otra película (lástima que no pudiera fotografiarlas de frente).
O esta figura misteriosa, ligeramente inquietante, cuyo andar oblicuo es igual al del árbol.
La primera parte de este pequeño viaje al final del encierro ha terminado. La segunda parte te llevará a través del ritual de las 8 de la tarde con mis vecinos y escenas de generosidad con los sin techo y estará disponible dentro de 15 días.
¿Cuándo cambiará el mundo?
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